Las declaraciones del ministro de Fomento, José Blanco, en las que aseguraba el pasado viernes que España no aplicará la subida de impuestos y peajes a los camioneros acordada ese mismo día por la UE, han sembrado algunas dudas. ¿Cómo puede un representante del Gobierno decir en público que no va a cumplir una ley que se acaba de aprobar en su presencia? ¿Acaso no son de obligado cumplimiento los actos legislativos de los Veintisiete? ¿Por qué deben pagar los camioneros españoles que circulan por Alemania, y no los transportistas germanos que atraviesan el territorio español?
La llamada euroviñeta -vignette quiere decir en francés timbre o sello con el que se certifica un cobro- se refiere a las tasas y peajes que aplican los países por el uso de autovías, puentes, túneles y pasos de alta montaña. Se instauró en 1999 para homologar los diferentes sistemas de gravamen de los Estados miembros, y para eliminar la desventaja en que quedaban algunos: mientras a un francés o a un español no les costaba nada circular por las autovías de Alemania, los Países Bajos o Bélgica, porque son gratis, a un alemán, a un belga o a un holandés, que ya soportan con sus impuestos de circulación el coste de sus carreteras, sí le tocaba pagar en los peajes de España y Francia.
La euroviñeta estableció unos límites mínimos que permitían a los Estados gravar el paso de camiones extranjeros para compensarlos por el uso de sus infraestructuras. Y lo que ha pactado ahora la UE es renovar ese acuerdo, incluyendo la posibilidad de que los Gobiernos impongan ahora nuevas tasas por la contaminación acústica y ambiental que provocan, así como por su contribución a la congestión del tráfico.
Fuente: La voz de Galicia
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